¿Precio caro o barato? El dato que está saboteando tus ventas sin que lo sepas

¿Y si te dijera que, antes incluso de leer la descripción de tu evento, muchas personas ya han decidido si “merece la pena” solo por el precio de la entrada? Puede parecer exagerado, pero no lo es. Y cuando entiendes este mecanismo, entiendes también por qué algunos eventos triunfan, otros se estancan… y otros fracasan antes incluso de empezar.

Quédate, porque lo que viene puede cambiar por completo cómo fijas el precio de tus próximos eventos.

Por qué el precio es mucho más que un número

El impacto del precio de una entrada no es solo económico: es psicológico. El público interpreta el precio como un mensaje, como una pista sobre lo que va a vivir. Y lo hace de forma casi automática.

Antes de mirar el programa, el aforo o la ubicación, el cerebro ordena la información así:

  1. Ve el precio.
  2. Compara con lo que conoce.
  3. Decide si el evento “parece bueno” o “parece mediocre”.

Este proceso ultrarápido explica por qué el precio condiciona el valor percibido, y por qué dos eventos parecidos pueden tener resultados totalmente distintos según el importe que muestran.

Cómo funciona la percepción de valor en eventos

La percepción de valor en eventos es lo que el público cree que vale la experiencia antes de vivirla. Y el precio actúa como un atajo mental:

  • Si es muy bajo → “¿Será cutre?”.
  • Si es muy alto → “Esto debe ser especial”.
  • Si es equilibrado → “Parece justo, quiero saber más”.

Por eso, fijar un precio no va solo de cubrir costes: va de definir la identidad del evento.

Razones por las que el precio influye tanto

1. El precio es el primer filtro

Antes de ver quién actúa o qué actividad se ofrece, el público ya tiene una impresión. Si el precio no encaja con sus expectativas, se van sin leer nada más.

2. Crea expectativas

Cuanto más pagas, más esperas. Si pagas poco, asumes que será simple. Si pagas más, esperas calidad, organización y una experiencia cuidada.

3. Es un símbolo social

La gente no compra solo un evento: compra estatus, pertenencia, exclusividad o cercanía. El precio comunica todo eso.

Ejemplo claro para entenderlo

Una entrada premium en un festival. A menudo se agota antes que la estándar, incluso cuando el contenido es similar. No compra un servicio extra: compra la sensación de “trato especial”.

Aquí no cambia el evento: cambia lo que el precio significa.

Errores frecuentes al fijar precios (y cómo evitarlos)

1. Poner un precio muy bajo “para llenar”

Error típico. El público puede interpretarlo como un evento improvisado o poco trabajado.

Consejo: Compara tu precio con eventos similares y pregúntate: ¿mi propuesta transmite el mismo nivel de valor?

2. No mostrar qué incluye la entrada

Si el precio genera dudas, la gente no compra.

Consejo: Añade una lista clara de “lo que incluye tu entrada” justo antes del botón de compra. Hace visible el valor y reduce la resistencia.

3. Dejar un único precio sin escalones

Un solo precio deja al público sin referencia.

Consejo: Incluye una opción intermedia o una premium. La versión principal parecerá más razonable sin tocarla.

Guía práctica para fijar el precio correcto

  1. Define qué emoción quieres transmitir:
    • Exclusividad
    • Accesibilidad
    • Calidad
    • Cercanía
  2. Ajusta el precio para reforzar esa emoción.
  3. Revisa si lo que prometes coincide con lo que entregas (y si no, ajusta antes de vender).
  4. Asegúrate de que el precio cuente la historia de tu evento. Porque sí: el precio es comunicación.

Desglose real de la decisión de compra (lo que pasa en segundos)

  1. Veo el precio.
  2. Me pregunto si “me encaja”.
  3. Si no encaja → cierro la pestaña.
  4. Si encaja → miro qué incluye.
  5. Si lo que veo coincide con la cifra → sigo.
  6. Si no coincide → abandono o dudo.

Por eso, una mala estrategia de precios puede tirar por tierra un evento que estaba bien planificado.

La estrategia actual más utilizada: las fases de precios (y cómo trabajarlas bien)

En los últimos años, la mayoría de organizadores —desde pequeños eventos locales hasta festivales masivos— han adoptado una misma estrategia: la venta por fases de precios. No es una moda; es una respuesta directa a cómo pensamos y decidimos los seres humanos.

Y cuando entiendes por qué funciona, entiendes también cómo aplicarla sin caer en errores.

¿Qué es exactamente una fase de precios?

Es dividir el aforo total del evento en varios bloques de entradas, cada uno con un precio distinto:

  • Fase 1: precio más bajo
  • Fase 2: precio medio
  • Fase 3: precio estándar
  • Fase final: precio de última oportunidad o precio más alto

Cuando una fase se agota, se activa la siguiente.

No se trata solo de subir precios: se trata de comunicar progreso, urgencia y valor creciente.

Por qué funciona tan bien

  • Crea urgencia real, no artificial. La gente sabe que si esperan, pagarán más. No es un truco: es una mecánica clara y transparente.
  • Genera tracción desde el principio. Las primeras fases suelen agotarse rápido porque son más económicas, y eso envía una señal social fuerte: → “Este evento tiene demanda”.
  • Permite medir interés antes de la fecha. Si la Fase 1 vuela, sabes que vas por buen camino. Si no, puedes ajustar comunicación o contenido antes de que sea tarde.
  • Alinea precio y valor percibido. A medida que el evento se desarrolla (más artistas, actividades, ponentes, confirmaciones…), el público entiende que el valor aumenta. El precio refleja ese crecimiento.

Cómo trabajar correctamente las fases de precios (paso a paso)

1. Define cuántas fases tendrá tu evento

Lo más habitual son 3 o 4 fases, pero lo importante es que cada una tenga un sentido. Un evento de 1.000 asistentes podría distribuir, por ejemplo:

  • 250 entradas → Fase 1
  • 300 entradas → Fase 2
  • 350 entradas → Fase 3
  • 100 entradas → Fase final

No es matemática exacta, pero sí estrategia.

Y lo mejor es que este sistema funciona igual de bien en eventos más pequeños, incluso de 300, 150 o 80 personas. La clave no es el tamaño del aforo, sino el ritmo y la comunicación del avance.

2. Decide el salto entre fases (el “incremento emocional”)

No se trata de subir 1 €: eso no genera impacto. Tampoco de subir 20 €, porque parecería brusco.

Lo efectivo suele ser un incremento entre el 10% y el 25% entre fases. Lo suficiente para que la gente diga: “Si espero, pagaré más… compro ahora”.

3. Comunica muy bien el avance de cada fase

La clave no es solo tener fases. La clave es hacerlas visibles:

  • “Últimas 50 entradas de esta fase”
  • “Cambio de precio en 24 horas”
  • “Entramos en Fase 2: nueva etapa del evento”

El avance genera movimiento. El silencio, no.

4. Añade hitos que justifiquen el cambio de fase

En algunos eventos, especialmente festivales, el contenido se revela por etapas:

  • Antes del anuncio del cartel → precio bajo
  • Con los primeros artistas → subida
  • Con el cartel completo → precio estándar

El público lo entiende porque ve el valor aumentar.

5. No congeles una fase aunque no se mueva

Error común de muchos organizadores: “Si no vendo la Fase 1, no paso a la Fase 2”.

Esto mata el efecto psicológico de progresión.

Una regla eficaz es mantener una fecha de cambio, aunque no se agoten. Así educas al público en que el sistema es real, no caprichoso.

Señales que indican que tu estrategia de fases está funcionando

  • La Fase 1 se mueve rápido.
  • El anuncio del cambio de fase activa ventas.
  • La gente pregunta “cuándo suben los precios”.
  • Notas picos de tráfico antes y después del cambio

Si no pasa nada de esto, probablemente el problema no es la fase… es el mensaje de valor del evento.

Por qué esta estrategia encaja con cómo decidimos la sociedad

La mente funciona con tres impulsos simples:

  1. No quiero pagar más si puedo pagar menos ahora.
  2. Si otros han comprado, debe valer la pena.
  3. Un evento que progresa me parece un evento vivo.

La lección final sobre las fases

Las fases de precios no son una estrategia “para vender más entradas”. Son un sistema de comunicación del valor del evento.

Cada fase:

  • Marca un ritmo.
  • Cuenta una historia.
  • Aumenta la percepción de valor.
  • Asegura que los precios evolucionen junto al evento.
  • Y mejora la lectura que el público hace de lo que estás construyendo.

Una herramienta que potencia esta estrategia: mostrar las entradas restantes de forma inteligente

entradas

En una estrategia basada en fases de precios, la forma en que comunicas el progreso es casi tan importante como la propia estructura de precios. Y aquí es donde entra una de las funcionalidades más útiles que Entrapolis ha lanzado recientemente: la opción de mostrar cuántas entradas quedan, totalmente configurable por el organizador.

Esta herramienta permite activar un disparador psicológico clave: la urgencia real y verificable. Pero, a diferencia de otras plataformas donde esta información aparece siempre visible (incluso cuando no conviene), en Entrapolis puedes decidir cuándo mostrarla.

Así funciona:

  • Puedes elegir que el contador esté visible desde el primer momento.
  • O puedes configurarlo para que solo aparezca cuando se haya vendido un porcentaje determinado del aforo: por ejemplo, cuando un 70% o un 80% ya esté agotado.

Es decir, tú controlas la narrativa.

¿Por qué es tan potente esta opción?

Porque cuando el usuario ve “Quedan pocas entradas”, la percepción de valor aumenta automáticamente:
“Si casi todo el mundo ya ha comprado, esto debe valer la pena”.
“Si espero, pagaré más o me quedaré sin entrada”.

Y lo mejor es que no es una urgencia artificial: está basada en datos reales, visibles y transparentes.

Además, mostrar el avance solo cuando tiene impacto evita que un contador vacío desanime al comprador al principio de la venta. De esta manera:

  • Al inicio → transmites calma, orden y claridad.
  • En los momentos clave → activas la urgencia y refuerzas la demanda.
  • En las últimas fases → potencias la sensación de “última oportunidad” sin necesidad de campañas complejas.

En resumen: esta funcionalidad convierte la progresión natural de tu evento en una herramienta de ventas, alineada con cómo tomamos decisiones y con la estrategia de fases de precios.

Cuando las trabajas bien, el precio deja de ser un freno y se convierte en el mejor aliado de tu evento.

Si quieres que el público valore tu evento, el precio debe ayudar —no obstaculizar— esa percepción.

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